Lunes, 26 de Enero de 2009 11:59 |
El término tsunami (del japonés tsu, “puerto”, y nami, “ola”) se utiliza para designar a una ‘ola gigante’ o maremoto producido al desplazarse verticalmente una gran masa de agua. A tenor de lo acontecido en 2004 en el Océano Índico con el maremoto que devastó Indonesia, dejando a su paso cerca de 230 mil víctimas, el temor de la llegada de tsunamis es cada vez mayor. En este contexto, el papel que juegan los sistemas de predicción es fundamental para el diseño de planes de prevención. En la Universidad de Málaga, el grupo EDANYA, del departamento de Análisis Matemático, desarrolla un proyecto de investigación en colaboración con otras universidades y centros de investigación que tiene entre sus objetivos la puesta a punto de un modelo de predicción en zonas de riesgo.
Como asegura el doctor Carlos Parés Madroñal, responsable del equipo, “predecir un tsunami es, a día de hoy, imposible”, pero este matemático afirma que sí se pueden predecir al menos dos aspectos importantes una vez producido el tsunami: por un lado, a qué zonas de la costa llegará y en qué momento, y por otro, qué zonas próximas al litoral son potencialmente vulnerables a este tipo de fenómenos.
Las principales causas que generan tsunamis son dos: los movimientos de las placas tectónicas y las avalanchas submarinas, en las que se centra actualmente la actividad de este equipo investigador. El objetivo es encontrar nuevos modelos matemáticos cuyas ecuaciones combinen el movimiento del agua y del fondo marino y, a partir de aquí, contrastarlos con tsunamis pasados, como el de Papua Nueva Guinea ocurrido a finales de los 90.
“Básicamente, explica Parés, los parámetros que hay que tener en cuenta a la hora de diseñar cualquier predicción matemática son las características del fondo marino, tales como la profundidad, la morfología, el espesor o la naturaleza de la capa sedimentario. Además, es necesario el análisis de la densidad y el tipo de mareas, con especial atención a las condiciones iniciales que generan estas catástrofes”. A partir del análisis de estos datos, se podrán llevar a cabo operaciones de prevención específicas en cada zona.
Por otra parte, también es posible desarrollar modelos para la simulación del desplazamiento de sedimentos en ríos y cuencas marinas. En la actualidad, el grupo está trabajando, en colaboración con geólogos del Centro Oceanográfico de Fuengirola (IEO) en el estudio de la deposición y transporte de sedimentos en las desembocaduras de los ríos Adra y Guadalfeo como zonas piloto. Se trata de desarrollar modelos que permitan comprender los mecanismos de formación de las estructuras en abanico que forman típicamente los sedimentos en las desembocaduras de los ríos y predecir las modificaciones geológicas que el paso del tiempo infringe en estas zonas.
Simulaciones por ordenador
Por último, una vez que se tienen los datos recopilados, todos desembocan en el software HYSEA, una nueva plataforma sustentada en varios ordenadores que procesan en paralelo para repartir la carga de trabajo. Esta plataforma, que permite realizar cálculos vía web desde cualquier ordenador, integra además de los citados modelos de tsunamis y sedimentos, otros modelos desarrollados con anterioridad por el equipo. Estos modelos han sido desarrollados para simular flujos geofísicos, como son la riada que produjo la rotura de la presa de Aznalcóllar o las ya mencionadas corrientes marinas en el Estrecho de Gibraltar y el Mar de Alborán.
Este tipo de simulaciones requiere un gran volumen de cálculo. Por ejemplo, para el cálculo de mareas en el Estrecho las operaciones matemáticas pueden dilatarse unas 24 horas con los más de 30 equipos con los que cuentan actualmente. Por ello, la intención de este grupo científico es la de incrementar la potencia de sus máquinas con la incorporación de nuevos procesadores, que ofrecerían un rendimiento 100 superior a los utilizados hasta el momento.
El equipo investigador, que realiza su actividad en colaboración con la Universidad de Sevilla, el Instituto Oceanográfico Español y con científicos de otros países como Francia y EE.UU, espera que para 2009 se puedan obtener resultados “más que aceptables”. “La idea, comenta Carlos Parés, es que a través de la Web consigamos lanzar este tipo de cálculos y, en un futuro, la UMA pueda ofrecer este servicio desde sus propias infraestructuras”. |